¿A DÓNDE VAN NUESTROS CONOCIMIENTOS?
Al margen de la documentación me gustaría hacer una especia
de llamado para luchar por la falta de transferencia del conocimiento
universitario, es decir la falta de investimento en el I+D. Se ha demostrado
repetidamente que las universidades europeas gestionan, salvo algunas
excepciones, mucho menos eficientemente el conocimiento aprovechable
directamente mediante patentes y licencias que las universidades
norteamericanas.
Realmente se está desaprovechando los conocimientos de los
universitarios, que se suponen que son los que salen con un mayor alto de
conocimiento. Muchos grandes descubrimientos fueron elaborados en las universidades
tanto por parte de los alumnos como de los profesores, pero ahí se quedaron
nacieron y murieron entre cuatro paredes, y nunca se les blindará la
oportunidad de salir a la luz.
La función Transferencia de Conocimiento y Tecnología ha
sido analizada periódicamente en los últimos años por los responsables de la
RedOTRI (Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación) y ha sido recientemente definida en su Informe RedOTRI 2006 como el
conjunto de actividades encaminadas a facilitar el aprovechamiento de los
resultados producidos por la actividad de I+D universitaria y comprende tanto
los ámbitos directamente relacionados con la explotación comercial y social de
la propiedad intelectual e industrial.
Con la incorporación de nuevos objetivos relacionados con la
transferencia de conocimiento y tecnología, las clásicas oficinas
universitarias encargadas de esta actividad han visto aumentar con el tiempo la
creación de otras unidades o entidades, independientes jurídicamente o no, que
actúan en el campo de la transferencia. En especial, la mayor atención a la
creación de empresas de base tecnológica ha supuesto la proliferación de
incubadoras tecnológicas académicas y la necesidad de aportar espacios
específicos e independientes en la investigación compartida público-privada ha
provocado el auge de los parques científicos. Por ello, la necesaria
coordinación entre las OTRIS y estas nuevas unidades o entidades, de más
reciente creación, ha mejorado con el tiempo a pesar de los crecientes
conflictos de intereses aparecidos. Pero esto no es suficiente, se necesitan
órganos reguladores entre empresas y universidades. Se necesitan medios para
promover la investigación, infraestructuras y empresas que apuesten por un
nuevo sistema, que estén dispuestas a arriesgar, que no permitan que nuestros
conocimientos se queden aislados en cuatro paredes.